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"I am the Resurrection and the Life..."   John 11:25






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About "THE PASSION OF CHRIST"....


Like many people who saw The Passion, I was amazed and humbled by the experience. At the urging of my priest, I said a prayer before I saw the movie asking God to help me take away from the film what He wanted me to understand. I have never felt such a wide range of emotions watching a movie. I was captivated by the performances of the actor who played Jesus and the actor who played the Virgin Mary. I never once believed they were acting; they were a joy to watch as they captured the essence of the individuals, as one would imagine them. I cried, smiled, felt enraged and hopeful many times during the performance. My favorite scene in the movie is when Jesus and Mary are at home, Jesus is washing up for dinner, and he playfully sprays his mother with water and then spontaneously kisses her. The scene really moved me because it showed Jesus’ humanity and playfulness. In addition, I really liked the scene in which Mary, who is temporarily frozen by the agony of watching her son being tortured, recalls a scene where Jesus falls as a boy and she runs to him. At the same time, she sees Jesus pass by and begin to fall under the magnificent pressure of the cross. Mary runs to him and cries "I’m here!" just as she had been there for him when he fell as a boy. It’s a beautiful and moving scene set to a remarkable score. After seeing the depiction of the relentless torture that He endured for us, I prayed and apologized to God for the times I suffer needlessly and selfishly. My pain seems extremely small compared to what He went through and the film helped me put my problems in perspective. Also, I was strongly affected by the scene in which Jesus is agonizing in the Garden of Gethsemane and how momentarily even He was tempted and fearful and how, in these moments, He chose to pray for strength. What a lesson for all of us to remember when we are at our weakest…
Aída

Otro Comentario:

A mi parecer a más de que la película sigue fielmente las Escrituras y está muy bien realizada, uno de los logros más grandes de 'La Pasión de Cristo' es el sublime y maravilloso amor entre Madre e Hijo. La escena que más me impresionó es cuando la Virgen María entra en el patio donde momentos antes habían salvajementes flagelado a su amadísimo Hijo, y por momentos, el expectador no sabe por qué Ella camina balbuceante, como perdida, como que busca algo... De pronto, Ella se detiene y se arroja en el suelo sollozando y se abraza a las piedras como que encuentra lo que busca y la cámara nos indica que bajo de ese piso está el Hijo adorado, encadenado, sangrante en una cueva espantosa que hace de prisión y El siente la cercanía de la madre y mira para arriba y uno comprende que a pesar de la loza fría que les separa, las dos almas en ese momento increible se hacen una y sus corazones laten al unísono de su amor profundo e infinito.
Creo que tambien la identificación del mal es asombrosamente precisa, el mal al mismo tiempo que es horripilante, es, en cierto sentido, atractivo para los humanos, por ello lo representa como un ser hermoso pero siniestro al mismo tiempo y se ve en una escena, como este antro del infierno, abraza un monstruo, que es su fruto: el pecado, pues el fruto del mal es horrible. Al final, al caer en la tierra la última lágrima del Señor, se escucha su grito espeluznante de su pérdida total ante la Muerte del Justo que significa la redención de la humanidad.
Todos nosotros, somos culpables de la muerte del Justo por nuestros pecados y El
murió por todos nosotros, para que tengamos VIDA, hagamos que ese tremendo
sacrifico de AMOR no haya sido en vano.
M.R.



NOSOTROS, LOS CRISTIANOS DEL "PERO"...

Todos estamos dispuestos a seguir la doctrina y el ejemplo de Cristo, ¡no faltaba más!
  • PERO... primero tenemos que asegurar nuestra situación económica, lo cual, siguiendo la doctrina de Cristo, no es muy fácil...
  • PERO... primero tenemos que afianzar nuestra carrera política, asunto para el cual no ayuda mucho el cristianismo práctico...
  • PERO... sin exagerar, Dios mejor que nadie, sabe de nuestras limitaciones...
  • PERO... siempre y cuando no implique renunciar a tal o cual situación...
  • PERO... en la medida en que no afecte los negocios. Ya sabe usted, que al César lo que es el César y a Dios lo que es de Dios... (¡Puritito Evangelio!)
  • PERO... con criterio amplio y moderno
    Ojalá que el Señor a la hora de la verdad no nos vaya a poner tantos "PEROS".
    Del Misal de la Obra Nacional de la Buena Prensa. -Mexico D.F.


    EL RETORNO DEL HIJO PRODIGO (Acerca del libro de Henri J.M.Nouwen)

    Este libro es una maravilla de compresión y explicación sobre la hermosísima parábola que Jesús dijo a sus discípulos para que comprendiesen el amor de Padre que nos tiene a todos nosotros. El autor basa su obra en la contemplación del cuadro de Rembrandt, que representa el reencuentro del hijo prodigo con su amante padre.
    En su libro nos hace dar cuenta de que la figura principal del cuadro, y por supuesto de la parábola, es el AMOR MISERICORDIOSO del padre que perdona; y no solo perdona sino acoge con inmensa alegría al hijo ingrato que un día despreciándole pidió su herencia y se largó para derrocharla y que al cabo del tiempo harapiento, desdeñado por sus ‘amigos’ y muriéndose de hambre regresa a pedir perdón, sin atreverse a ser considerado como hijo sino un siervo más que se le permita vivir en el campo de su progenitor. Su padre que ha llorado mucho su ausencia e ingratitud, corre a recibirlo no como a un siervo sino como a su hijo que estaba muerto y ha regresado y manda que se prepare una gran fiesta en honor de su llegada. Este Amor nos dice el autor se manifiesta en las manos con que el viejecito abraza a su hijo ingrato. Hay un detalle muy peculiar que uno no lo ve a simple vista, una mano del padre es más fina que la otra, como si la mano fuese de una mujer, en este caso de una madre, y es que dice el autor el Padre nos ama con el amor incomparable de una Madre. Este mismo Amor se ve en la luz que irradia la figura del padre al abrazar a su hijo (la pintura es más bien obscura) y también observando la escena se ve al hermano mayor que, con recelo y disgusto, mira esta abrazo reprochándolo pues a él que ha sido fiel nunca le han hecho fiestas como está que prepara su padre para su hermano ingrato. En todo el cuadro se ven las diferentes emociones humanas: el arrepentimiento y dolor del hijo contrito, la envidia y dureza de corazón del hermano mayor, la curiosidad o apatía de las otras personas que contemplan la escena y la emoción divina del Amor que lo perdona todo. El autor en su análisis nos plantea esta pregunta: ¿Con quién de estos personajes nos identificamos personalmente?? Somos o hemos sido en la vida un hijo prodigo, ingrato y derrochador, que en un momento de necesidad se acuerda de lo que ha perdido y vuelve a pedir perdón?. ¿Somos como el hermano mayor que nunca ha hecho nada malo pero que mira desde arriba los errores de su hermano y no es capaz de perdonar pues la envidia le colma el corazón?. ¿ Somos como los otros personajes que sólo son observadores pero que nunca toman parte en nada? o ¿somos como el Padre misericordioso dispuestos a perdonar las ingratitudes más grandes y acoger nuevamente a quien nos pide perdón??
    Ojalá todos tengamos algo del hijo prodigo para pedir perdón y mucho del
    Padre para perdonar.

    M.R.

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