Oración al Espíritu Santo

¡Oh, Santísimo Jesús, que aquí sois verdaderamente Dios
escondido; concededme desear ardientemente, buscar
prudentemente, conocer verdaderamente y cumplir
perfectamente en alabanza, y gloria de vuestro nombre
todo lo que os agrada.
Ordenad, ¡oh Dios mío!, el estado de mi vida;
concededme que conozca lo que de mí queréis y que lo
cumpla como es menester y conviene a mi alma. Dadme,
oh Señor Dios mío, que no desfallezca entre las
prosperidades y adversidades, para que ni en aquellas me
ensalce, ni en éstas me abata.
De ninguna cosa tenga gozo ni pena, sino de lo que lleva
a Vos o aparta de Vos. A nadie desee agradar o tema
desagradar sino a Vos. Séanme viles, Señor, todas las
cosas transitorias y preciosas todas las eternas.
Disgústeme, Señor, todo gozo sin Vos, y no ambicione
cosa ninguna fuera de Vos. Séame deleitoso, Señor,
cualquier trabajo por Vos, y enojoso el descanso sin Vos.
Dadme, oh Dios mío, levantar a Vos mi corazón frecuente
y fervorosamente, hacerlo todo con amor, tener por muerto
lo que no pertenece a vuestro servicio, hacer mis obras no
por rutina, sino refiriéndolas a Vos con devoción.
Hacedme, oh Jesús, amor mío y mi vida, obediente sin
contradicción, pobre sin rebajamiento, casto sin corrupción,
paciente sin disipación, maduro sin pesadumbre,
diligente sin inconstancia, temeroso de Vos sin
desesperación, veraz sin doblez; haced que practique el
bien sin presunción que corrija al prójimo sin soberbia, que
le edifique con palabras y obras sin fingimientos.
Dadme, oh Señor Dios mío, un corazón vigilante que por
ningún pensamiento curioso se aparte de Vos; dadme un
corazón noble que por ninguna intención siniestra se desvíe;
dadme un corazón firme que por ninguna tribulación se
quebrante; dadme un corazón libre que ninguna pasión
violenta le domine.
Otorgadme, oh Señor Dios mío, entendimiento que os
conozca, diligencia que os busque, sabiduría que os halle,
comportamiento que os agrade, perseverancia que
confiadamente os espere, y esperanza que, finalmente,
os abrace.
Dadme que me aflija con vuestras penas aquí por la
penitencia, y en el camino de mi vida use de vuestros
beneficios por gracia, y en la patria goce de vuestras
alegrías por gloria. Señor que vivís y reináis, Dios por
todos los siglos de los siglos. Amén.
Santo Tomás de Aquino


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